El pensamiento hecho escultura: Filosofía viva desde el aula

Un camino hacia la filosofía de Platón por medio de la andragogía

Por Mr. Cristian Fabián Castellanos
Docente de Filosofía – Colegio Bilingüe Campestre Colombo Británico de Zipaquirá

La enseñanza de la filosofía en el contexto escolar ha tenido, a lo largo del tiempo, una presencia fluctuante. En ocasiones ha sido central; en otras, casi imperceptible. Sin embargo, en el Colegio Bilingüe Campestre Colombo Británico de Zipaquirá, hoy más que nunca, apostamos por revitalizarla como una herramienta esencial para formar estudiantes críticos, sensibles y conscientes de su papel en el mundo.

Filosofar en tiempos de inmediatez

En una era saturada de información —a veces veraz, a veces simplemente oportuna—, contar con espacios donde estudiantes y docentes aprendan juntos a dialogar, crear y pensar, se ha vuelto una práctica profundamente transformadora.

Desde esa premisa, surgió el proyecto "Los Diálogos del Pensamiento", una iniciativa que integró la lectura libre de más de veinte diálogos de Platón, abordando temas como: la virtud, la amistad, el amor, la justicia, la retórica y muchos otros con procesos creativos que permitieron a los estudiantes reflexionar y expresar sus ideas filosóficas a través del arte.

Una metodología creativa y reflexiva: leer, dialogar y esculpir pensamiento

La dinámica de la clase se construyó desde la libertad y la exploración personal. A cada estudiante se le permitió escoger, de forma libre y aleatoria, uno de los más de veinte Diálogos de Platón. Aunque herramientas como la inteligencia artificial sirvieron como punto de partida para acercarse al texto, el verdadero valor emergió en la segunda fase: la interpretación humana y creativa.

Cada estudiante, desde su propia inspiración y ejecución, plasmó la idea central del diálogo en una escultura. El resultado fue más sorprendente de lo esperado: obras cargadas de significado, símbolos y profundidad filosófica. Cada lectura se convirtió en un portal hacia temas tan complejos como la virtud, el deseo, la amistad o el poder, abriendo espacios de introspección y discusión verdaderamente transformadores.

El pensamiento hecho escultura: los resultados del trabajo de nuestros estudiantes

A continuación, compartimos algunos de los trabajos destacados. Cada uno es el resultado de un encuentro personal con la filosofía, una respuesta estética a preguntas que siguen siendo esenciales.

María José Ocampo – Filebo: entre el placer y el conocimiento

María José se sumergió en Filebo, un diálogo donde Platón plantea una discusión sobre qué debe guiar nuestro comportamiento: ¿el placer o el conocimiento?

“El Bien para todos los seres animados consiste en la alegría, el placer, el recreo… Yo sostengo, por el contrario, que no es esto, sino que la sabiduría, la inteligencia, la memoria… son mejores y más apreciables que el placer…”
(Platón, Diálogos VI, Filebo 11b)

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A partir de esta reflexión, María José creó una escultura que ubica un escrito antiguo en pergamino y una pluma, símbolos de sabiduría, junto a una copa de vino que, desbordada y rota, representa el placer. Esta imagen simboliza cómo, a pesar de procurar la areté (excelencia), en algún momento nuestra virtud puede verse manchada por el deseo de alcanzar los placeres.

Simón Gómez – Lisis: pensar la amistad desde la experiencia personal

Simón Gómez, por casualidad, eligió el diálogo Lisis, centrado en el concepto de la amistad. Fue la oportunidad perfecta para un adolescente de reflexionar sobre una relación que muchas veces se da por sentada. El texto plantea preguntas esenciales:
¿Amamos a nuestros amigos por el bien que nos hacen? ¿O los amamos simplemente por el hecho de amar, sin importar si su efecto es bueno o malo?

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Inspirado por estas preguntas y por sus propias vivencias, Simón realizó una escultura con impresora 3D que representa la amistad como una planta que crece al cuidado mancomunado de quienes la cultivan. Su obra es una mezcla de creatividad, ingenio tecnológico y sentido profundo. Transmite cómo, a pesar de las diferencias de edad o cultura, y aun con discrepancias, los verdaderos amigos descubren más cosas que los unen que las que los separan

Ángela Mora – Ión: arte, inspiración y verdad

Ángela Mora eligió el Ión, un diálogo que interroga la naturaleza del arte. Sócrates se pregunta si los artistas crean por sabiduría o por inspiración divina, y este diálogo es crucial porque fue uno de los primeros donde Sócrates contradice el juicio del oráculo de Delfos, que lo llamó el más sabio de todos: “ἀνὴρ σοφώτατος”.

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Socráticamente, pensó que un artista debía ser más sabio que él, al menos en su téchne (arte). Sin embargo, lo que encontró fue una cruda verdad: inspiración no siempre es sinónimo de conocimiento. Este diálogo llevó a Ángela a una reflexión trascendental sobre la relación entre la verdad, el arte y el autoengaño, plasmada en su obra visual.

Mariana Amores – Cármides: el rostro oculto de la templanza

Mariana Amores leyó Cármides, un diálogo que gira en torno a la pregunta: ¿qué es realmente la templanza? Sócrates guía al joven Cármides por distintas definiciones de esta virtud, para concluir que muchos aparentan dominio de sí mismos sin realmente comprenderlo.

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Inspirada por esta tensión entre lo aparente y lo verdadero, Mariana construyó una escultura en forma de caja de Pandora, decorada con gran detalle. En su interior, colocó un corazón que se fragmenta lentamente, como símbolo del conflicto interno que ocurre cuando no hay verdadero conocimiento de uno mismo.

“Pues es del alma de donde arrancan todos los males y los bienes para el cuerpo y para todo el hombre.”
(Cármides 156e)

La caja representa la apariencia externa bella y ordenada, como la del mismo Cármides: joven, noble, respetuoso. Pero lo que hay dentro revela el dolor de una virtud incomprendida. Esta obra muestra cómo la virtud no está en la forma ni en la obediencia, sino en el juicio profundo del alma sobre lo que debe o no debe hacerse.

Ana Sofía Vargas – El Político: el poder sin virtud se oxida desde dentro

A pesar de contar con más de cincuenta esculturas en este proyecto, no podemos dejar de destacar la obra de Ana Sofía Vargas, estudiante de décimo grado. Ella trabajó con el diálogo El Político, donde Platón intenta definir qué diferencia a un verdadero gobernante de un simple impostor del poder.

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La escultura representa a un hombre sentado en un estrado, símbolo de autoridad y poder, modelado en cerámica pintada de plateado. Lo más notable es que una parte del recubrimiento empieza a oxidarse, dejando ver el bronce que hay debajo. La pieza muestra cómo la ambición desmedida y la falta de conocimiento pueden corroer la nobleza del cargo.

Platón señala que el mal político no gobierna con sabiduría, sino que se deja llevar por el deseo, la costumbre o la ambición. Así, puede parecer brillante por fuera, pero estar corrompido por dentro. La escultura de Ana Sofía traduce esta reflexión filosófica en una advertencia visual elocuente: el poder sin virtud se descompone desde el interior.

Más que un trabajo: filosofía vivida, sentida y creada

Estas esculturas no fueron ejercicios escolares. Fueron respuestas sensibles a las preguntas que Platón dejó abiertas hace siglos. Los estudiantes no se limitaron a leer, sino que pensaron, sintieron y crearon. Desde Filebo hasta El Político, reflexionaron sobre la amistad, el deseo, la templanza y el poder.

Este proyecto se basó en una andragogía activa y experiencial, no en una pedagogía que solo transmite contenidos. Al transformar el pensamiento en formas visuales, los estudiantes descubrieron que pensar también es crear.

Por eso seguimos leyendo filosofía: porque aún nos ayuda a entender quiénes somos y cómo podríamos vivir mejor.

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